Estudios de arquitectura: No dejen pasar el crédito fiscal para investigación y desarrollo en medio de los desafíos de la pandemia

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El crédito fiscal para investigación y desarrollo podría facilitar soluciones innovadoras para los estudios de arquitectura a medida que se vuelven más creativos para diseñar edificios preparados para el futuro para la era post COVID-19.

En la última década, los arquitectos tuvieron que adaptarse a las nuevas tendencias de sostenibilidad y eficiencia energética, y a sus requisitos. Actualmente, la pandemia de COVID-19 ha cambiado la forma en que vemos e interactuamos con los edificios que habitamos y los espacios en los que trabajamos. A medida que vuelven a diseñar y adaptar sus proyectos preparados para el futuro, los arquitectos podrían recurrir al crédito fiscal para investigación y desarrollo sumamente valioso para que los ayude a mitigar los riesgos financieros, invertir en innovación y responder a los desafíos comerciales.

El crédito fiscal federal para investigación y desarrollo (cuyo nombre oficial es Crédito para mejorar las actividades de investigación) se incorporó al código fiscal de EE. UU. en la década de 1980 como un incentivo poderoso para que las empresas pudieran innovar y mejorar su ventaja competitiva. El crédito se puede usar para compensar, dólar por dólar, la obligación por el impuesto sobre la renta​​​​​​​ de la empresa. Se calcula todos los años y tiene en cuenta la declaración de impuestos de la empresa. Los últimos datos sugieren que, en conjunto, las empresas estadounidenses solicitan alrededor de $10 mil millones en créditos cada año.

Identificar y calcular los gastos elegibles

Si bien el crédito fiscal para investigación y desarrollo es muy popular en las industrias de fabricación y tecnología, con frecuencia pasa desapercibido para los estudios de arquitectura. Este desaprovechamiento puede surgir de la idea errónea de que el crédito para investigación y desarrollo está limitado a actividades realizadas por científicos o ingenieros en laboratorios. Además, la interpretación de lo que constituye una actividad de investigación elegible solía ser más estrecha. Sin embargo, durante la última década, el crédito fiscal para investigación y desarrollo evolucionó enormemente gracias a las nuevas pautas judiciales y legislativas que han favorecido, en términos generales, a los estudios de arquitectura e ingeniería, entre otros. Un especialista en impuestos a la investigación y el desarrollo puede ayudar a una organización a determinar qué es un gasto elegible y hacer los cálculos exactos.

En el caso de los estudios de arquitectura, la mayor parte del crédito fiscal para investigación y desarrollo proviene de los salarios que les pagan a sus empleados, que normalmente representan el 7 al 9 por ciento de los gastos elegibles. Por ejemplo, el crédito fiscal para un estudio de arquitectura con $1 millones en gastos elegibles podría ser entre $70,000 y $90,000. El monto en dólares que se puede solicitar por año como crédito fiscal para investigación y desarrollo depende de cuánto gastó el estudio en proyectos de investigación y desarrollo elegibles, incluido el costo de ciertos suministros y cargos pagados a contratistas en concepto de servicios de investigación y desarrollo.

Aprovechar el crédito fiscal para investigación y desarrollo con proyectos innovadores

El diseño de soluciones de arquitectura para edificios e infraestructuras complejas a menudo requiere de arquitectos que contemplen y experimenten con distintas alternativas de diseño. Por lo tanto, muchos proyectos que habitualmente llaman la atención de los estudios de arquitectura implican actividades de investigación elegibles. La combinación de nuevas tecnologías, estética sofisticada, principios de ingeniería del valor, requisitos de los códigos de edificación, dificultades geotécnicas y funcionalidades avanzadas necesitan arquitectos que participen regularmente en actividades de investigación elegibles.

La demanda de diseño de edificios que no solo sean bonitos y funcionales sino también sostenibles y eficientes en términos de energía ha presentado desafíos tecnológicos que los arquitectos deben sortear en sus proyectos. Un innovador proyecto de investigación tecnológica podría ser elegible para el crédito fiscal para investigación y desarrollo si el estudio puede demostrar una incertidumbre tecnológica relacionada con la capacidad, la metodología o el diseño adecuado de la solución. Además, el estudio de arquitectura debería documentar sus actividades de investigación, prestar especial atención a la forma en que itera y contempla diferentes alternativas para solucionar los problemas encontrados.

La «nueva normalidad» en arquitectura

La pandemia del COVID-19 muy posiblemente tenga efectos perdurables en la industria de la arquitectura y desencadene cambios significativos en el diseño de edificios. Sus efectos en la arquitectura edilicia también puede originar una ola de desafíos técnicos que podrían conducir a muchas otras actividades de investigación elegibles para los estudios de arquitectura.

La crisis sanitaria actual es considerada por algunos de la industria como un punto de inflexión en la arquitectura. Muchos propietarios de empresas se han dado cuenta de cuánto pueden lograr con menos espacio de oficina, mientras que los proyectos residenciales ahora tal vez demanden áreas de trabajo amplias o hasta espacio para hacer actividad física. Estos desafíos espaciales quizás podrían ser mitigados por soluciones innovadoras de arquitectura.

Varios estudios de arquitectura ya están tomando iniciativas creativas para responder a los desafíos impuestos por la pandemia. Estos proyectos podrían incluir actividades y costos que pueden ayudar a los estudios a aprovechar el crédito fiscal para investigación y desarrollo:

  • Redefinir cómo se diseñan y configuran los espacios típicos para reducir la propagación de la enfermedad
  • Reformular los edificios actuales para incluir nuevos tipos de operaciones
  • Diseñar soluciones «a prueba de pandemias» en unidades multifamiliares y edificios comerciales
  • Diseñar nuevos conceptos de arquitectura con tecnologías avanzadas de automatización con menos contacto
  • Diseñar soluciones compatibles con nuevas técnicas de construcción modular
  • Adaptar espacios actuales para facilitar el distanciamiento adecuado entre personas
  • Desarrollar nuevos conceptos de arquitectura que se adapten mejor a las necesidades de las personas en caso de confinamiento, trabajo remoto, etc.
  • Diseñar edificios con mejores sistemas de calefacción/aire acondicionado y conectividad al aire libre
  • Desarrollar nuevas soluciones urbanas seguras para revitalizar las áreas céntricas

Los profesionales de la industria creen que es muy probable que el monto del crédito asignado a los estudios de arquitectura aumente tras la crisis por el COVID-19. Para evitar las posibles dificultades, los estudios de arquitectura deberían calcular correctamente el monto del crédito y la elegibilidad de sus proyectos. Si el estudio de arquitectura emplea a un tercero, debería revisar con cuidado que los términos de los acuerdos contractuales con el tercero le permitan al estudio de arquitectura aprovechar el crédito fiscal para investigación y desarrollo.

El crédito fiscal para investigación y desarrollo es un importante generador de valor, pero viene con un juego complejo de regulaciones que puede hacer que el proceso de preparación de la solicitud sea bastante tedioso. Trabajar con especialistas con experiencia en impuestos sobre la investigación y el desarrollo puede ser muy útil para maximizar los beneficios del crédito y minimizar a la vez el riesgo de cumplimiento. Las empresas deberían confiar en la experiencia de los especialistas en impuestos sobre investigación y desarrollo para que las ayuden a identificar los proyectos que cumplirán con los requisitos del código impositivo, documentar correctamente las actividades de investigación elegibles, verificar los cálculos de los gastos elegibles y hacer un seguimiento preciso de los créditos fiscales.


Louis Guay is a Cost Segregation, Tax Credits & Incentives Principal at Kaufman Rossin, one of the Top 100 CPA and advisory firms in the U.S.

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