Editorial: El futuro es diferente. Vivámoslo juntos.
Hace sesenta años, dos jóvenes amigos criados en Miami decidieron crear un lugar donde pudieran ganarse la vida y disfrutar viniendo a trabajar cada día. Querían desarrollar un recurso profesional para ayudar a los clientes a aprovechar las oportunidades y protegerse de los riesgos. Valoraban la integridad, la equidad, la responsabilidad profesional y disfrutar del trabajo. Estaban profundamente arraigados en la comunidad de Miami y apoyaban causas que, en su opinión, la convertirían en un lugar mejor.
Esa empresa, Kaufman Rossin, tiene hoy aproximadamente 600 empleados, y es la principal empresa de contaduría y consultoría independiente del estado de Florida. Me enorgullece formar parte de ella.
Hoy, Miami es un lugar muy diferente. Cuando se fundó la empresa, alrededor del 10 % de los residentes de Miami eran nacidos en el extranjero; ahora, más del 54 % nacieron en otros países. Las mujeres empezaban a incorporarse al mercado laboral remunerado en los años sesenta; ahora, aproximadamente el 60 % de los graduados en contabilidad son mujeres. En la década de 1960, Miami era una ciudad dividida: la primera escuela del condado acababa de eliminar la segregación racial en 1959.
A medida que la empresa fue creciendo, nuestra visión sigue siendo clara: fomentar una cultura inclusiva que aliente diferentes perspectivas y permita a todos nuestros empleados prosperar profesional y personalmente, independientemente de sus orígenes.
Hoy en día, los directivos de la empresa proceden de lugares tan distantes como Ecuador, Vietnam, India, Cuba, Nueva York, Indiana, Miami y muchos otros… Buscamos talentos que puedan ayudarnos a crecer y a que nuestros clientes tengan éxito. Y para trabajar juntos, tenemos que entendernos.
Los seres humanos nos basamos en nuestras experiencias y tendemos a gravitar hacia personas similares a nosotros. Conocer a personas diferentes puede suponer un desafío para nuestro cerebro. Si no podemos aprender más sobre los demás, podríamos hacer suposiciones y basarnos en estereotipos. Nuestros prejuicios inconscientes entran en acción y los puntos ciegos no nos dejan vernos unos a otros con claridad.
Actualmente, mantener y hacer crecer la cultura de nuestra empresa es un desafío mayor. También es más emocionante, porque hay muchas diferencias que aprender y compartir.
En una reunión de la empresa a principios de este año, compartí mis experiencias de ser subestimada a causa de mi acento, género y edad. En una reunión importante para representar a un cliente, por ejemplo, la sala llena de profesionales supuso que yo era demasiado joven para ser la socia de impuestos internacionales encargada del asunto. Bao Nguyen, socio asesor de riesgos y uno de los mejores relacionistas de la empresa, nos dijo que al principio de su carrera lo habían considerado como alguien más técnico, que no sabía vender. Si nuestra empresa no hubiese estado abierta a acoger la autenticidad profesional de cada uno de sus miembros, ninguno de nosotros habría triunfado.
Por eso son tan importantes las oportunidades de aprendizaje. La iniciativa Community Justice Challenge de la YWCA del sur de Florida ha sido un gran recurso. Como empresa fundadora y participante durante los últimos cuatro años, pusimos esta excelente fuente de formación a disposición, de modo voluntario, de toda nuestra firma. Este año, algunos de nosotros aprendimos sobre temas relacionados con cuatro áreas: discapacidad, vivienda, música y salud mental.
Parte del contenido ha sido revelador, como los ejemplos de privilegio de capacidad. No se nos había ocurrido valorar cosas como: «No debo temer que las decisiones importantes sobre mi vida las tomen otros a los que se considera más cualificados por su capacidad». Cuando estudiamos el tema de la vivienda, nos sorprendieron e inquietaron los muros que se construyeron para dividir físicamente a nuestra comunidad de Miami. La discriminación en materia de vivienda contra la comunidad LGBTQ (desde jóvenes hasta ancianos) nos pareció francamente escandalosa.
Uno de los elementos más poderosos del desafío fue la oportunidad de entablar conversaciones. «¿Qué nos movilizó?», nos preguntamos unos a otros. «¿Qué medidas tomaremos en consecuencia?». Respetamos el punto de partida de cada persona y renunciamos a nuestro derecho a sentirnos ofendidos porque no siempre somos capaces de comunicar nuestros puntos de vista a la perfección. Creemos que el mero hecho de iniciar estas conversaciones respetuosas y voluntarias es un gran paso en la dirección correcta.
A sus sesenta años, nuestra empresa no deja de sentir curiosidad. Construimos un futuro en el que el poder y las posibilidades no dependan de la edad, la raza, la nacionalidad, el sexo o las preferencias. Ansiamos que llegue el momento en que nuestras diferencias se asuman como fortalezas. En Kaufman Rossin y en nuestra comunidad, la mejor forma que conocemos de aprender y crecer es hablar. Y la conversación no termina cuando finaliza el desafío. Puede unirse a la YWCA del sur de Florida y continuar esta conversación durante todo el año. Más información en ywcasouthflorida.org.
Lea el artículo completo en Miami Herald.
Maria Toledo, CPA, MST, is a Socio, Impuestos internacionales Principal at Kaufman Rossin, one of the Top 100 CPA and advisory firms in the U.S.